sábado, 3 de septiembre de 2011

Gran vertical de III Lustros

Un buen amigo siempre me decía de ir a una marisquería de Malgrat y montar una vertical de Gramona III lustros. Aunque la cosa fue más allá....

Para empezar la velada, comenzamos con los III Lustros, catamos las añadas 1998, 2001, 2002, 2003, 2004.
 Empezamos por las añadas más jovenes, muy bueno el 2004, aunque aun está creciendo y le falta mucha botella para estar a la altura del 2001 que ya estaba más redondo, burbuja muy integrada, muy buena acidez, bollería. Mucho más flojos 2002 y 2003, siendo los más inertes y deslavazados, no son malos cavas, pero claro, compartir mesa con sus otros hermanos es demasiado para ellos, tenían una mayor acidez, más burbuja, mas cortos y menos complejos tanto en boca como en nariz. Muy grande el 1998, burbuja apenas perceptible, es un gran vino blanco con un puntito de carbónico, muy complejo en boca y nariz, muy potente, postgusto largo y mucha bollería.

















 Después de la cata nos dimos un gran homenaje que, por inesperado, resulto mucho más placentero.
Para empezar un magnum de Billecart-Salmon Brut Reserve. No estaba mal, pero claro, al lado de los III Lustros no tenía nada que hacer.
Una vez acabadas las burbujas seguimos con 2 gigantes gallegos: Pedrouzos 2006 y Tricó 2007. Muy, muy  buena nariz del Pedrouzos, muy afrutado, aunque por desgracia perdió mucho en boca ya que no tenía nada de acidez por lo que quedaba un poco "raro". Como es un gran vino, habrá que probar otras añadas para valorarlo en su justa medida.
Tricó tambien genial, complejo, graso,  afrutado, buena acidez. Gran vino por menos de 15€.

Pasamos a los tintos. Syrah 1996 de Marqués de Griñón. El más flojo de todos, básicamente por que la carga frutal era inexistente, era muy redondo y aperfumado per definitivamente no es mi estilo de vino.
A continuación las 2 bestias pardas: Cuesta de las Liebres 2001 y Vega Sicilia Reserva Especial. Dos vinos de Ribera de Duero y 2 maneras diferentes de elaborarlos. El primero es la fuerza, con una carga frutal muy grande aun con el paso de los años, especias, balsámico, buena acidez, buena tanicidad, sin aristas, muy complejo, postgusto muy largo y agradable. El segundo es todo lo contrario. Vino de corte clásico, muy equilibrado, tanicidad muy integrada, con un paso por boca muy agradable, aterciopelado, madera muy bien integrada, muy complejo. En cada copa se podían apreciar nuevos matices. De verdad que ambos supieron a poco.

En definitiva una gran velada, con grandes amigos y con unos vinos de lujo.

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